La presión del segundo hijo

Hoy quiero compartir una pequeña reflexión de algo por lo que he “sufrido” un poco últimamente. Pero empezare por el principio:

 La maternidad es absolutamente mágica. Tiene sus aspectos buenos y sus aspectos no tan buenos, pero por lo general, la gente no suele arrepentirse de haber tenido hijos. Para mí, es algo tan bonito que creo que todo el mundo debería experimentar, al menos, una vez en la vida.

Aparte de todas estas “obviedades” (porque no todo mundo pensará igual) hay algo que las mujeres empezamos a experimentar cuando estamos en “edad de tener hijos”. Si todavía no los tienes, la gente empieza a hacerte preguntas del estilo: “¿Y para cuando el bebé?”, “No esperes mucho, que se te va a pasar el arroz”, “si quieres tenerlo, deberíais tenerlo ya”. Muchas personas, frente a estos comentarios se sienten presionadas. Seguramente, la gente que dice estas cosas no se da cuenta, pero pueden estar presionando, molestando e incluso traumatizando a la otra persona. Simplemente no piensan que si la otra persona no ha tenido todavía hijos (o no desea tenerlos) no es porque sí.

Fuera del universo del primer hijo, llega el tema del que os quiero hablar hoy: el segundo hijo. Resulta que muchas personas piensan que indudablemente tendrás otro hijo porque “¡hay que tenerlo!”. Nunca he sido de las que tenían muy claro cuando quería tener hijos ni cuantos quería tener. Solo sabía que algún día quería ser madre.

Cuando eres madre por primera vez experimentas muchas cosas: como cambia tu vida de un día para otro, el dinero que cuesta proporcionarle a tu hijo todo lo que necesita, como cubrir todas sus necesidades, etc. Aprendes y luego decides si tendrás más hijos, si dejaras que la naturaleza lo decida o si piensas que tu deseo de ser madre ya está más que cubierto con tu único hijo.

Lo que he experimentado desde que mi hijo cumplió los dos años es que la gente empieza a “hacer presión” para que le des un hermanito a tu hijo. Los argumentos para ejercer esta presión suelen ser:

“Es el mejor regalo que puedes hacerle a tu hijo”

“Así tendrá con quien jugar”

“Le ayudara a aprender a compartir y socializar”

“No estará solo si a vosotros os pasa algo”

“La relación con los primos no es lo mismo”

Y un largo etcétera de la mano de ginecólogos, comadronas, vecinos, amigos…

 Muchas de estas afirmaciones son ciertas, otras no tienen mucho sentido.

¿Y qué ocurre cuando no tienes claro si quieres tenerlo o no? Que si quererlo, todos estos comentarios de afectan si estas pensando que quizás te decantes por no tener más hijos, ya que al mismo tiempo no quieres cerrar la puerta a esa posibilidad por si más adelante cambias de idea, porque las mujeres, en este aspecto, tenemos “fecha de caducidad” y eso ya lleva su propia presión añadida.

Frente a esto, he decido no obsesionarme más y me niego a que estos comentarios me sigan afectando. Si estas en esta misma situación te animo a que hagas lo mismo. Nadie debe decidir por ti (o por vosotros como pareja) porque cada uno tiene una situación y unos deseos distintos y nadie tiene derecho a juzgar a nadie. HAZ LO QUE SIENTAS.



-Anna-

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